Grupos de choque que aseguran eran enviados del gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas, la administración municipal de José Antonio Gali Fayad y la rectoría de Alfonso Esparza Ortiz, agredieron a unos 30 estudiantes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) para desalojarlos del zócalo de la capital, dónde mantenían una protesta en contra de la máxima casa de estudios.
Los jóvenes relataron que el plantón que tenían en la plaza de armas buscaba la apertura de espacios en las aulas universitarias para impartir cursos gratuitos en el marco del examen de admisión de la BUAP.
Sin embargo, cerca de las 3 de la mañana de este domingo, hombres encapuchados llegaron con palos, varillas, macanas y bombas de humo para sacarlos a punta de golpes de sus casas de campaña y retirarlos del primer cuadro, que casualmente ahora promueve con una espectacular el primer año de gobierno de José Antonio Gali Fayad.
Los miembros del Colectivo Universitario para la Educación Popular (CUEP) denunciaron la represión de la que fueron víctimas por parte de las autoridades locales y señalaron que más de veinte estudiantes fueron golpeados y ocho más fueron privados de su libertad un par de horas.
“Nos dijeron que nos iban a hacer lo mismo que a los normalistas. Nos decían: “A ver quién nos iba a encontrar, los vamos a quemar vivos”, expresó entre sollozos, Fidel Sánchez, estudiante de la Facultad de Economía.
Y prosiguió: “Levantamos las manos pero aún así nos sacaron con golpes y con groserías del zócalo. Pero ellos nos decían que nos iban a desaparecer igual que los normalistas de Ayotzinapa; que nos iba a cargar la chingada. Me dieron puñetazos en la cara. Me estaba ahogando por la sangre entre la nariz y la boca”.
Los lesionados señalaron que sus agresores -que tenían su rostro cubierto en la totalidad-, eran escoltados por elementos de la Policía Municipal y Estatal, por lo que responsabilizaron al alcalde Antonio Gali así como al gobernador, Rafael Moreno Valle Rosas de la represión a la protesta social.
Asimismo, informaron que uno de ellos les manifestó que los golpes eran “un presente de Esparza”, el rector de la máxima casa de estudios que les prohibió usar las instalaciones de la universidad para ofrecer de manera gratuita cursos de preparación para ingresar a la Casa de Estudios.
Durante la embestida, los universitarios describieron que a algunos los subieron a una camioneta negra polarizada, los mantuvieron acostados y fueron agredieron física además de verbalmente. A ocho que fueron “presuntamente detenidos” los llevaron rumbo a la carretera de Tehuacán, donde fueron amenazados de muerte.
Cuando los bajaron de la camioneta, a los varones los dejaron semidesnudos. Tras pedir ayuda, una familia les brindó comida, ropa, medicinas y teléfonos celulares para poder comunicarse.
Los golpes dejaron a una joven de 17 años de edad con graves lesiones en la cabeza, quién tiene 8 puntos por las heridas; dos féminas de 18 años de edad tienen problemas de movilidad y una más con fuerte lesiones en el abdomen y el resto tiene marcas de las heridas físicas.
“A LAS MUJERES LAS AMENAZARON CON VIOLARNOS”
Diego “J” de la Facultad de Contaduría: “Se acercaron directamente, uno de ellos sacó su parte, nos la enseñó y nos dijo que se nos iba a cargar la chingada, después los demás nos empezaron a los atacaron con palos, con varillas, con macanas, cuando llegaron arribaron 6 patrullas que los venían escoltando”.
Magali “P” de Preparatoria: “Me dieron un golpe muy fuerte, me noquearon, me jalaron de los cabellos y me subieron a la camioneta, los policías no hicieron nada (…) Nos acostaron, a las mujeres nos pusieron abajo, a los hombres arriba y nos iban aplastando, nos íbamos asfixiando, ellos caminaban encima de nosotros, nos golpearon con palos, nos torturaron con desarmadores. Amenazaron con violarnos”
Esmeralda “L” de Preparatoria: “Estaba dormida y sentí un golpe muy fuerte en la cabeza, me mareé y me quedé sentada; empezaron a sacudir la casa de campaña, me sacaron a la fuerza, me tiraron , yo ya estaba ensangrentada, corrí hacia el pasto, vi a los policías y pensé que nos iban a ayudar, les empecé a gritar: ¡Ayúdennos!…
Vi que se llevaban a mis compañeros, grité que no se los llevaran, pero nadie me hizo caso; un compañero me cargó, buscamos un taxi para que me llevaran a un hospital pero ninguno nos quiso llevar, así que tuvimos que caminar hasta la Cruz Roja, pero ya había derramado mucha sangre”.
Por los hechos, los lesionados presentaron la denuncia por secuestro ante el Ministerio Público. Además, de que interpondrán ante la Comisión de Derechos Humanos local y nacional una queja por la violación al derecho a la libertad de expresión.
Por: Melanie Isahmar Torres Melo