Nace del interés internacional de garantizar la salud pública y la calidad de vida de las personas
La BUAP es la única institución de educación superior en el país que imparte la Licenciatura en Readaptación y Activación Física, que nace de la preocupación de garantizar la salud pública y la calidad de vida de las personas. Esta opción profesional, que se incorpora a la oferta escolarizada en este año, es única en su tipo a nivel nacional, pues con su esquema interdisciplinario da respuesta a las necesidades de millones de mexicanos que sufren de diabetes, hipertensión, obesidad u otro tipo de padecimientos vinculados al sedentarismo.
Al reunir conocimientos en Medicina y Fisioterapia, los egresados de la Licenciatura en Readaptación y Activación Física de la BUAP cuentan con las competencias necesarias para procurar la salud pública en México, cuyo principal problema es el auge de enfermedades crónico-degenerativas no transmisibles como la diabetes, padecimiento por el cual mueren 70 mil mexicanos al año, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Según la Secretaría de Salud, los hábitos alimenticios poco saludables y la falta de ejercicio ocasionan el 32 por ciento de las muertes de mujeres y el 20 por ciento de hombres en el país.
“Los readaptadores físicos se encargan de recuperar la salud física- funcional del individuo, a través de una buena progresión del ejercicio físico, aplicado y adaptado a las necesidades particulares de las personas”, informó Benjamín Flores Chico, académico de la Facultad de Cultura Física de la BUAP y coordinador de este programa que se impartirá en la modalidad escolarizada, en colaboración con la Facultad de Medicina de la Institución.
Esta joven profesión es identificada según las regiones: en Estados Unidos y Canadá se le denomina Licenciatura en Actividad Física y Salud; en Sudamérica Kinesiología, y en Europa Ciencias de la Actividad Física con máster en Readaptación Física Funcional. En todas las latitudes es una opción profesional incipiente que día a día consolida su papel dentro de las estrategias de salud pública, como parte de las acciones de la medicina preventiva.
La Licenciatura en Readaptación y Activación Física es una carrera vanguardista que emerge de una coyuntura internacional, que ubica a México como el país más obeso del mundo, dejando en segunda posición a Estados Unidos, según datos de la OCDE.
“Además de los gimnasios o centros fitness y las clínicas de rehabilitación, los recuperadores físicos pueden intervenir en el desarrollo de programas estratégicos para mejorar la salud de las personas en centros de enseñanza de todos los niveles educativos, organizaciones privadas y públicas y en determinadas comunidades, pues en países como México, millones padecen enfermedades crónico-degenerativas, sobre todo en los sectores de riesgo: niños y adultos mayores”, comentó el Maestro en Ciencias del Deporte por la BUAP y la Universidad de Matanzas, Cuba.
Así, además de atender las necesidades sociales con la inclusión de carreras profesionales pertinentes, aumentar la oferta educativa y, por ende, incrementar las posibilidades de educación superior, la BUAP contribuye con el desarrollo regional al identificar sus principales demandas, que en este caso se vinculan a la salud local.
El papel del recuperador físico en la salud de los individuos
Flores Chico, quien también es autor de los libros Guía de ejercicios profilácticos y complementarios y Guía terapéutica, ambos editados por la BUAP, explicó que la diferencia entre un readaptador o recuperador físico y un fisioterapeuta radica en que éste último se orienta a las lesiones músculo-esqueléticas, problemas de desequilibrio neuromuscular y tratamientos postoperatorios, “porque ellos utilizan los denominados medios físicos o terapéuticos: electroterapia, termoterapia, entre otros, en los que las personas no pueden realizar por sí mismas sus movimientos”.
En cambio, agregó, los readaptadores físicos orientan su trabajo hacia individuos hipertensos, sedentarios, con diabetes u obesidad que sí pueden realizar acciones motrices o ejercicios, pero que necesariamente requieren de un programa adecuado y adaptado a sus necesidades.
Los preparadores físicos, por otra parte, son profesionales que se encargan de desarrollar el potencial de los atletas sin considerar aspectos fundamentales como el historial clínico de las personas, para iniciar un plan de acondicionamiento físico, “no llevan una dosificación adecuada, a diferencia de un recuperador físico que sí tiene esta competencia pues es su principal función”, consideró.
Flores Chico detalló las facultades de cada uno de estos profesionales con una cadena: cuando un atleta sufre alguna lesión, el fisioterapeuta se encarga de quitar el dolor y la inflamación y restablecer el tejido, para que una vez cicatrizado el readaptador físico se encargue de diseñar un programa específico para que el paciente retome su actividad física “normal”. Cuando el atleta se encuentra en condiciones óptimas, el preparador físico lo lleva a desarrollar su máxima capacidad.
En otras palabras, el readaptador o recuperador físico es el eslabón entre el paciente lesionado y aquel que en condiciones óptimas de salud busca sacar el mayor rendimiento de sus capacidades atléticas. Desde el punto de vista de los fisioterapeutas, los readaptadores se encargan de la etapa del fortalecimiento.
No obstante, el egresado además de aplicar el conocimiento adquirido de su disciplina, podrá generar nuevo conocimiento, pues el perfil profesional también enfatiza en la academia.
En cuanto a proyectos de investigación, los profesionales de Readaptación y Activación Física poseen un amplio abanico de oportunidades. Con apenas un año de existencia en la BUAP, en la Facultad de Cultura Física se investiga en torno al perfil térmico de personas de diferentes edades, para determinar puntos latentes con altas probabilidades de presentar lesión, conocer las cantidades de masa que se activan con el ejercicio y para indicar las cantidades de tejido adiposo que impiden el correcto ejercicio motriz.
En este mismo sentido, se trabaja en la aplicación de técnicas de ejercicios específicos para determinados deportes o deportistas, ya sea para recuperar su actividad física o para mantenerla sin el riesgo de lesión. “El objetivo de un recuperador es evitar a toda costa la reincidencia de la lesión”, precisó.
Para cumplir a cabalidad dicho propósito, los estudiantes de esta licenciatura cursan asignaturas enfocadas al cuerpo humano: Cinesiología, Anatomía, Bioquímica, Fisiología, Evaluación Motora y Evaluación Fisiológica. Al mismo tiempo se incluyen materias de procesos psicosociales y de ética y desempeño profesional.