Lo pagano y lo religioso se mezclan en el ambiente de la celebración de la fiesta religiosa del «Cuerpo de Cristo» en las calles aledañas al típico mercado de artesanías “El Parián”.
Chalupas, molotes, perfumes piratas se revuelven al ritmo de las cumbias salidas de los puestos del tiro al blanco que invitan a ganarse un regalo a la cuenta de tres, en tanto los escasos puestos de la tradicional “Mulita” se sumergen en el inmenso mercado de accesorios de belleza, ropa casual o armas de grueso calibre replica de rifles de asalto.
Puestos y más puestos de fritangas, moles, música ilegal o cafés “Cappuccino Frappe” engullen a las escasas muñecas tradicionales coloreteadas y adornas con brillitos de diversas tonalidades, panzones vestidos de mariachi y el chocolate prehispánico.
Las mujeres preguntan por los objetos de la fiesta Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini («Cuerpo del Señor») y en respuesta solo reciben un “pásele madrecita, aquí están los tacos de cecina y longaniza”.