LAS MARCHAS DE LA LIBERTAD.
1.- Como ha quedado sentado, por décadas la actual Carta Magna contiene dos partes: La parte dogmática que contiene las garantías individuales ahora sustentadas en el mundo civilizado por tratados y convenios, orgánica que resume nuestra ingeniería de organización social; nuestra administración demográfica, la forma de conducirse los tres tipos de gobierno; las aspiraciones mexicanas como pueblo, como nación, y como Estado Contemporáneo.
2.- Puede marcharse bajo gobiernos policiacos, dictatoriales, o democráticos, naturalmente que los comportamientos de ambas partes: marchistas y gobiernos, serán diferentes.
2.1.- En los dos primeros casos los asociados en la muestra de inconformidad están plenamente informados, de la posibilidad y existencia de un acto represivo, quizás cocinado por agentes provocadores. Aunque en toda la historia de las manifestaciones con marchas o sin ellas, muchas veces algún grupo interesado en actitudes más radicales es capaz de provocar, responsabilizando a los gobiernos.
3.- Hace años marchaban los profesores en diversas partes del país, sin ninguna protección que no fuera la fuerza de su razón y de sus demandas.
3.1.- De pronto un grupo ajeno a la marcha iniciaba una trifulca precisamente donde iban los cuadros medios (organizadores de la manifestación). Esto rompía la uniformidad, creaba desconcierto, dejaba sin cuerpo social a la vanguardia y está muy alejada del centro de provocación debido al número de manifestantes, tendía invariablemente a disgregarse, donde fácilmente eran capturados, o dispersados.
3.2.- La intervención de las fuerzas del orden ¿confundidas? atizaban toletazos, macanazos y golpes incluso muchas veces hasta a sus asociados los agentes provocadores. Haciendo realidad el dicho criollo: “Cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde”.
4.- Si los marchistas eran médicos, la represión era simplemente selectiva: Terminaba el acto desfilante y solo eran apresados (irónicamente) los jóvenes de extracción humilde, mientras se invitaba a dialogar a los organizadores hijos de buenas familias.
4.1.- De ahí provino la medida protectora de que las negociaciones se hacían con multi representaciones para evitar la tranza entre los líderes y la masa.
5.- Si los campesinos se inconformaban en las ciudades medias y grandes, acompañados invariablemente de jóvenes normalistas, universitarios, politécnicos y miembros de algún partido opositor al gobierno, el acto represivo se convertía en acciones punitivas, donde la cárcel, la muerte, las apaleadas o apaleados, violaciones y agresiones a los familiares de los que ejercían el liderazgo eran comida de todos los días.
5.1.- Cuando se buscan los culpables de estas masacres, no se alimenta la venganza, sino la necesidad de revivir la memoria, para que la historia no vuelva a repetirse.
6.- Hoy (2015) las marchas no son para conseguir la libertad de hacerlo, sino, para consolidarla ejerciéndola. Y se hace por medio de la expresión de grupos ciudadanos que lo deseén hacer en forma masiva.
6.1.- Caminan juntos diversos “compañeros de viaje”: Unos lo hacen por ratificar su vocación de marchistas. (Bajo las banderas de los moto taxistas; de algunas juntas auxiliares desparramadas; algunos ejidatarios inconformes contra actos de expropiación); y a últimas fechas vendedores ambulantes convertidos en fijos y semifijos.
6.2.- Otros acudirán porque va su familia, o por caminar eufóricos de la mano del hombre amado o de la mujer del cual se ha enamorado uno. Los más por haber adquirido gracias a los medios de comunicación masiva, una actitud solidaria ante un caso que ellos consideran extremo.
7.- Las marchas en sí representan el más noble ejercicio del libre deambular, del libre expresarse, y del libre asociarse.
7.1.- Son la primera manifestación de una sociedad capaz de organizarse para las grandes tareas.
7.2.- Cualquier gobierno debe sentirse orgulloso que haya miembros de la sociedad que sean capaces de diferenciar las aventuras del presente con los compromisos para el futuro.
8.- Al ver las últimas marchas poblanas, en una asamblea de jóvenes mujeres allá por San Manuel me preguntaron hace días: ¿cómo acabar con las marchas? la respuesta es simple: Hay que organizar una marcha pidiendo que se acaben las marchas. Las instituciones sólidas no solo admiten la legalidad, sino incluso son sujetos de polémica o para debatir por la legitimidad.
* Consejero de la Fundación Colosio capítulo Puebla.
y Vocal de IDEAS. ONG´s Internacional
Lic. César Musalem Jop
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